Solo quien tenga cultura literaria entenderá este artículo

Aquellos que me siguen en Twitter sabrán de mi afición por cierto meme en particular. No es un meme muy popular, es cierto, probablemente yo sea la única persona en el mundo que lo promueve, pero siempre aprovecho la más mínima y remota posibilidad de utilizarlo, a veces incluso forzándolo un poco más de lo que debería. Estoy hablando, en efecto, del meme de la serpiente comiéndose un elefante.

El meme, si es que se puede llamar meme a un chiste que solo hago yo en Twitter, no es más que la acción de responder “Es una serpiente comiéndose un elefante” a cualquier tuit que insinúe una referencia a algún producto cultural, especialmente si la referencia es de sobra conocida y el autor del tuit la pone como si fuera algo exclusivo solo al alcance de unos pocos. También hay otra versión, que es sacar la serpiente comiéndose un elefante en cualquier otro contexto, sea el que sea, da igual, vamos como cualquier otro meme.

Que por qué me gusta tanto, os preguntaréis. Podría decir que es porque me hace mucha gracia, que me lo hace, pero la verdad es que me parece un meme que cumple una labor muy importante en las redes sociales. Al fin y al cabo se trata de un meme diseñado para hacer mofa de toda esa gente que se da aires de cultureta en internet, que no son pocos. Sirve para reírse de los pedantes en general, es cierto, pero en especial sirve y está diseñado para burlarse de aquellos que utilizan la referencia del elefante y la serpiente con aires de superioridad, que son, probablemente, la peor clase de pedantes.

Para hablar de por qué me repatea como garantía cultural tengo que empezar analizando esa supuesta garantía cultural que representa. Se trata de El Principito, un libro infantil que ha sido editado tropecientas veces, haciendo hincapié en lo de «infantil». La referencia en cuestión es una imagen que podemos encontrar en la primera página del mismo. La primera interacción con el libro tiene que ver con esta imagen y se explica su significado inmediatamente, sin necesidad de medias tintas ni metáforas enrevesadas. En definitiva, que esa elevada cultura de la que esta gente tanto presume tiene como requisito haberse leído las dos o tres primeras páginas de un libro para niños. Empezamos bien.

Literalmente toda la explicación sale en la página 2 del libro.

Es cierto, no hace falta haber leído muchos libros para conocer la referencia, tampoco hace falta haber leído entero su libro al completo, pero es que ni siquiera pienso que haya que haber leído ni siquiera esas primeras páginas. Estamos hablando de un libro con varias adaptaciones en cine y televisión. Un libro que ha sido representado varias veces en el teatro. En resumen: un libro muy popular. Además la referencia en sí ha sido convertida en peluches, camisetas, cuadros y probablemente en cualquier otra forma de merchandising que se os ocurra. Todo esto hace que caiga en la categoría «referencias para las que no hace falta haber consumido el material original». Hay muchos ejemplos de esto en la cultura popular, como el caso de  los molinos de viento de Don Quijote. Todo el mundo conoce esa referencia, aún sin haber leído el libro. Todo el mundo sabe de los molinos, del mismo modo que todo el mundo sabe de que esa figura que parece un sombrero es, en realidad, una serpiente comiéndose un elefante. 

Pero eso no es todo. Hay otra cosa que me repatea mucho de la gente que usa la serpiente como adalid de la cultura, y es que ni siquiera lo han entendido. Ni han entendido el libro, ni han entendido la propia referencia. No me quiero enrollar, así que voy a intentar resumirlo en un solo párrafo. Refresquemos la memoria. En el libro sale el dibujo de lo que parece un sombrero, pero luego nos dicen que realmente no es un sombrero, sino la famosa serpiente comiéndose un elefante. También nos dice que lo que pasa es que los adultos no tienen imaginación, por eso ven el sombrero y no son capaces de ver más allá. Dicho de otra manera, los adultos vemos un dibujo simplón con forma de sombrero y vemos un sombrero, porque es lo que tenemos preconfigurado en el cerebro. Atentos que ahí viene mi tesis: con la serpiente pasa tres cuartas partes de lo mismo. La gente, con un amplio conocimiento cultural a su espalda, solo es capaz de ver una serpiente porque es lo que les ha preconfigurado a ver el propio libro, las películas y todo el merchandising de marras. Esa no era la intención del libro  en absoluto. Pretendía precisamente todo lo contrario, que nadie te diga qué es lo que tienes que ver, que no veas algo de una determinada manera solo porque es lo que se espera de ti veas. Así que lo siento mucho, pero si veis esa imagen y solo sois capaces de quedaros en la serpiente y el elefante, no sois mucho mejores que aquellos adultos de los que habla el libro que solo son capaces de ver un sombrero.

Oh, qué bonito sombrero lleva ese señor en la camiseta.

En resumen, tenemos una referencia que supuestamente solo pueden entender aquellos con una amplia cultura literaria, pero que la podemos encontrar en un libro infantil, ni más ni menos que en sus primeras páginas, se ha convertido en una referencia tan conocida que ha sobrepasado las fronteras literarias y, además, que parece ser ni siquiera han entendido del todo bien. Vamos, que no han dado ni una. Reconozco que a estas alturas puede que muchos lo hagan por hacer la gracia, de forma irónica y mas de uno me comeré, pero no me importa. Allá donde alguien ponga una referencia muy manida a un producto extremadamente popular allí estaré yo, para dejar claro que se trata, en realidad, de una serpiente comiéndose un elefante.

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